La canción “Lo que le pasó a Hawaii” de Bad Bunny, incluida en su reciente álbum Debí tirar más fotos, es una obra cargada de significado social y cultural. En este tema, el artista explora las consecuencias de la gentrificación y el turismo masivo en Puerto Rico, comparándolas con las vivencias de Hawái, donde estos problemas han afectado profundamente el medio ambiente y la vida de las comunidades nativas.
El corazón de la canción radica en su denuncia de las prácticas que convierten espacios auténticos en destinos turísticos despojados de su esencia cultural y en su llamado a proteger la identidad puertorriqueña. Bad Bunny utiliza versos llenos de fuerza para transmitir cómo estas dinámicas generan un desplazamiento tanto físico como simbólico, amenazando con borrar las tradiciones y los recursos naturales que hacen única a la isla.
Una de las características más innovadoras de este tema es la incorporación de silencios estratégicos, que evocan de manera poderosa los apagones eléctricos que se han convertido en un símbolo de las dificultades cotidianas de Puerto Rico. Estos silencios también pueden interpretarse como una protesta sutil ante las censuras que a menudo enfrentan quienes desafían las narrativas predominantes sobre el desarrollo económico y el turismo. Además, estas pausas hacen eco de la tradición musical puertorriqueña, donde las omisiones y los ritmos se convierten en herramientas expresivas.
Bad Bunny también rinde homenaje a las tradiciones culturales de Puerto Rico mediante la inclusión de referencias al canto “le-lo-lai“, un elemento distintivo de la música folclórica de la isla. Esta referencia no solo celebra la riqueza cultural del país, sino que también refuerza el mensaje de resistencia frente a la colonización cultural y económica que amenaza con homogenizar la identidad puertorriqueña.
Versos como “Quieren quitarme el río y también la playa” capturan la esencia de la lucha contra la explotación externa. En estas líneas, Bad Bunny denuncia cómo el desarrollo descontrolado y las inversiones extranjeras pueden despojar a las comunidades locales de su derecho a disfrutar de sus recursos naturales. Al comparar esta situación con lo ocurrido en Hawái, el artista establece un paralelismo entre dos lugares que comparten una historia de colonización y explotación, resaltando la necesidad de aprender de estos ejemplos para evitar un futuro similar en Puerto Rico.
La repetición de frases como “No, no suelte la bandera ni olvide el lelolai” subraya el mensaje central de la canción: la importancia de preservar y celebrar la identidad cultural a pesar de las adversidades. Este llamado a la resistencia resuena profundamente entre los oyentes, quienes se identifican con el dolor y la determinación de luchar por lo que consideran suyo.
La mezcla de dolor y resistencia que permea “Lo que le pasó a Hawaii” ha generado un impacto significativo en la audiencia. La canción invita a reflexionar sobre los desafíos actuales de Puerto Rico y ha inspirado a muchos a reconectar con sus raíces y a cuestionar las estructuras que perpetúan las desigualdades. Este enfoque convierte la música de Bad Bunny en algo más que entretenimiento: es una plataforma para la conciencia social y el cambio.
En última instancia, esta canción es una declaración de principios. Es una reafirmación del orgullo puertorriqueño, una denuncia de las injusticias y una celebración de la resistencia cultural. Bad Bunny demuestra, una vez más, que su música es una herramienta poderosa para articular las luchas y esperanzas de su gente, conectando historias locales con temas universales que resuenan en todo el mundo.