La tensión entre Estados Unidos y China no es nueva, pero con el regreso de los aranceles impulsados por el expresidente Donald Trump, la guerra comercial entre las dos potencias se ha intensificado nuevamente. Y mientras los líderes hablan de proteger industrias nacionales y equilibrar la balanza comercial, muchas empresas estadounidenses están comenzando a sentir los efectos —y no precisamente de forma positiva.
Aunque Trump ha justificado sus políticas arancelarias como una forma de recuperar empleos y fortalecer la industria local, la realidad es que muchas compañías en Estados Unidos dependen, en gran medida, de las importaciones chinas. Desde productos tecnológicos hasta ropa y productos agrícolas, los efectos de esta guerra comercial se están extendiendo por toda la economía.
Tecnología bajo presión
Uno de los sectores más vulnerables ante esta guerra es el tecnológico. Gigantes como Apple y Nvidia están en el ojo del huracán.
Apple, por ejemplo, fabrica la mayoría de sus productos en China. Aunque ha recibido una exención temporal de algunos aranceles, eso no significa que esté fuera de peligro. Si los aranceles continúan o aumentan, los costos de producción subirán, y eso podría impactar tanto sus ganancias como los precios que pagan los consumidores.
Lo mismo ocurre con Nvidia. La empresa depende de componentes fabricados en China y Taiwán, especialmente para sus chips y tarjetas gráficas. Reubicar una cadena de suministro tan compleja no es sencillo, ni barato. Además, hay rumores de que podrían imponer nuevas restricciones por razones de seguridad nacional, lo que añade más incertidumbre al panorama.
La moda también se encarece
El mundo de la moda y el calzado no se queda atrás. Marcas populares como Nike, Levi’s y Gap dependen en gran parte de fábricas en Asia, especialmente en China, Vietnam e Indonesia. Con los nuevos aranceles del 145% sobre productos chinos y tarifas adicionales del 10% en otros países asiáticos, los costos de producción se están disparando.
Para las marcas, esto representa un gran dilema: ¿absorben el costo o se lo trasladan a los clientes? En muchos casos, ya estamos viendo aumentos en los precios de productos básicos como tenis, jeans y camisetas. Además, las acciones de estas compañías han caído desde que se anunciaron los nuevos aranceles, reflejando la preocupación de los inversionistas.
El campo: uno de los más golpeados
El campo: uno de los más golpeados
La agricultura es uno de los sectores que más ha sufrido en conflictos comerciales anteriores, y esta vez no es la excepción. China ha sido históricamente uno de los mercados más importantes para productos agrícolas estadounidenses, especialmente la soya.
Cuando Trump inició su primera guerra comercial en 2018, China respondió comprando soya de otros países como Brasil, afectando duramente a los agricultores de EE. UU. Ahora, con aranceles chinos que alcanzan el 125%, la situación podría ser aún peor. Según el Departamento de Agricultura, hay más de 500,000 productores de soya en EE. UU., y se estima que unos 223,000 empleos dependen directamente de esta industria.
Organizaciones como la American Soybean Association han alzado la voz, advirtiendo que muchos productores podrían quebrar si esta situación continúa. Empresas grandes como Cargill, Tyson Foods y Archer Daniels Midland también están en riesgo de perder millones en ingresos por exportaciones.
¿Y qué pasa con los medicamentos?
Otro sector afectado, aunque menos visible, es el farmacéutico. Muchos ingredientes activos para medicamentos que se venden en EE. UU. provienen de China. Si los aranceles siguen aumentando, los costos para las farmacéuticas también subirán, y es probable que los pacientes terminen pagando más por sus medicinas. Esto podría afectar directamente al sistema de salud y a millones de personas que dependen de tratamientos regulares.
Transporte y maquinaria: los gigantes que exportan
Empresas como Boeing y Caterpillar, que exportan maquinaria pesada y aviones a China, también están en la lista de las más afectadas. Las represalias comerciales chinas significan que estas compañías podrían perder acceso a uno de sus mercados más importantes. En una industria tan especializada, perder clientes puede tener un impacto enorme en las finanzas.
Más allá de las empresas: el impacto económico
Este enfrentamiento comercial no solo está afectando a las grandes corporaciones. También tiene consecuencias directas en la economía estadounidense. De acuerdo con un análisis del Yale Budget Lab, si los aranceles continúan, hasta 740,000 personas podrían perder su empleo para finales de 2025.
Además, al subir los costos de producción y transporte, las empresas terminan subiendo precios. Esto alimenta la inflación, haciendo que la vida cotidiana sea más cara para todos. Desde ropa y electrónicos hasta alimentos y medicamentos, los consumidores podrían comenzar a resentir los efectos de la guerra comercial en sus bolsillos.
Y lo más preocupante: la incertidumbre. Muchos negocios no saben qué pasará mañana. Los aranceles cambian, las negociaciones avanzan y retroceden, y planificar a largo plazo se vuelve cada vez más difícil.
En resumen…
La guerra comercial entre EE. UU. y China está lejos de ser una pelea que solo afecta a políticos y diplomáticos. Sus efectos se sienten en las fábricas, en los campos, en las tiendas y en los hogares de millones de personas.
Aunque la intención detrás de los aranceles es fortalecer la economía estadounidense, por ahora, parecen estar generando más daño que beneficio. Mientras las dos potencias más grandes del mundo siguen midiéndose fuerzas, muchas empresas —y personas— están pagando el precio.