Por fin llegó la segunda temporada de Wednesday (o Merlina, como la conocemos en español), y déjame decirte: está brutal. Si la primera temporada te atrapó por su estética gótica, su humor negro y ese aire misterioso que sólo Tim Burton puede lograr, la segunda lo lleva todo a otro nivel. Es como si la serie hubiera encontrado su verdadero ritmo, y ahora corre con él.
Desde el primer episodio se siente el cambio: hay más oscuridad, más escenas con un horror subido de tono, y una sensación de que las cosas realmente importan. Jenna Ortega vuelve a hacer magia como Merlina Addams, con esa mezcla perfecta entre frialdad y profundidad que la convierte en uno de los personajes más fascinantes del panorama actual. Pero ojo, esta vez no está sola: la familia Addams se mete de lleno en la historia, y vaya que dan de qué hablar.
Imagínate que estás en tu segundo año de preparatoria, intentando descifrar visiones raras, un acosador misterioso que te deja pistas inquietantes… ¡y encima tu hermano pequeño se inscribe en tu escuela! Así le va a Merlina, que además tiene que lidiar con la constante presencia de sus padres, especialmente Morticia, con quien choca en una relación madre-hija tan intensa que hasta termina en un duelo de esgrima. Sí, así de dramático y así de emocionante.
Y como si eso fuera poco, también aparece la abuela Hester Frump (quien, por cierto, logra hacer sonreír a Merlina… un milagro). Mientras tanto, los poderes psíquicos de nuestra protagonista comienzan a fallar, las visiones se tornan más confusas y oscuras, y unas lágrimas negras empiezan a anunciar que algo no va bien. Todo esto mientras trata de resolver un nuevo misterio que amenaza la Academia Nevermore. No hay descanso para la reina del sarcasmo.
Visualmente, la serie sigue siendo un espectáculo. El sello de Tim Burton está por todas partes: esa estética gótica exquisita, los personajes excéntricos, la mezcla perfecta de ternura y rareza. Nuevos rostros se suman al elenco, como la profesora Miss Capri (Billie Piper), el nuevo director interpretado por Steve Buscemi, y otros personajes que no sólo aportan misterio, sino que elevan el drama y el conflicto.
Una de las cosas más poderosas de esta temporada es cómo se exploran las emociones. Merlina ya no es solo la chica inexpresiva que se ríe de todo en silencio; aquí la vemos confrontar su pasado, sus relaciones, su propio miedo a sentir. Su dinámica con Enid, su mejor amiga, se vuelve más tensa y compleja, sobre todo por visiones que apuntan a un posible destino trágico para ella. Sí, hay risas, pero también momentos que te dejan con el corazón apretado.
No todo ha sido perfecto, claro. La decisión de Netflix de dividir la temporada en dos partes ha dejado a muchos con ganas de más y una buena dosis de frustración (¡¿por qué cortarla justo cuando se pone buenísima?!). Y algunos críticos sienten que el resto del elenco aún no brilla tanto como debería frente a Ortega. Pero más allá de eso, la mayoría coincide en que esta segunda temporada es una evolución real: más intensa, más emocional y visualmente impecable.
En resumen: Merlina temporada 2 no solo cumple, sino que supera expectativas. Es una mezcla deliciosa de horror ligero, drama adolescente y humor macabro, envuelta en una producción que parece sacada directamente del imaginario más retorcido y hermoso de Tim Burton. Si no la has visto aún, prepárate para obsesionarte. Y si ya la empezaste… bueno, sabes que el cliffhanger del final de la primera parte te va a dejar contando los días hasta septiembre.