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Fuente: Official Facebook Rebekah Del Rio

Rebekah Del Río: La voz que convirtió el dolor en arte eterno


En el vasto universo de la música y el cine, hay artistas cuya voz trasciende generaciones y contextos culturales, dejando una huella imborrable en quienes los escuchan. Una de esas voces fue la de Rebekah Del Rio (1967–2025), cantante y compositora chicana nacida en Chula Vista, California, que transformó la vulnerabilidad y el dolor en interpretaciones tan profundas que lograron conmover al mundo entero.

Su nombre quizá no ocupó las listas comerciales de manera constante, pero bastó una sola canción —su desgarradora versión en español del clásico de Roy Orbison, “Crying”, rebautizada como “Llorando”— para inmortalizarla como un ícono cultural. Aquella interpretación, cargada de emoción y entrega, se convirtió en un momento decisivo dentro de la película Mulholland Drive (2001), del director David Lynch, y marcó para siempre la trayectoria de la artista.

Orígenes y primeros pasos

Rebekah Del Rio nació el 10 de julio de 1967 en el condado de San Diego, en el seno de una familia de raíces mexicanas. Desde joven mostró inclinaciones artísticas y aprendió de manera autodidacta a dominar su potente vibrato, inspirada por voces femeninas como Linda Ronstadt, Dolly Parton y el dúo The Carpenters.

Su talento fue reconocido tempranamente: el San Diego Union-Tribune la incluyó en su lista de los “10 mejores cantantes de San Diego”. Con esa motivación, a finales de los años ochenta decidió mudarse a Los Ángeles en busca de una carrera musical más amplia. Allí empezó a participar en bares, concursos de talentos y clubes de country, sorprendiendo a todos con una voz que transmitía emociones universales, sin importar el idioma.

Fue en esa etapa cuando conoció a la cantautora venezolana Thania Sanz, a quien le pidió ayuda para traducir “Crying” al español. Con apenas 100 dólares y mucha ilusión, nació “Llorando”, tema que se convertiría en la pieza más representativa de su repertorio y en la llave que abriría las puertas de su carrera.

De Nashville a Hollywood

Fuente: Official Facebook Rebekah Del Rio

En 1994, impulsada por el éxito creciente de Llorando en sus presentaciones en vivo, Rebekah se trasladó a Nashville, la capital del country. Allí firmó un contrato con Giant Records, el sello de Irving Azoff, y grabó su primer álbum: Nobody’s Angel. El disco tuvo un arranque prometedor, especialmente en Europa, donde su sencillo homónimo alcanzó el segundo puesto en las listas de Holanda.

Sin embargo, el camino no fue sencillo. Tras sufrir un accidente automovilístico, el plan de promoción internacional del álbum fue cancelado, y un segundo proyecto discográfico quedó archivado cuando Giant Records fue absorbido por Warner en 2001. Pese a estos contratiempos, Rebekah nunca abandonó su búsqueda artística.

Fue en esa misma época cuando el destino la puso en contacto con David Lynch. En una visita a la casa del cineasta, interpretó Llorando a capela con tal intensidad que Lynch la llevó de inmediato a su estudio personal para grabarla. Esa versión sería la que más tarde aparecería en Mulholland Drive, en una de las escenas más memorables de la historia del cine contemporáneo: el momento en el Club Silencio, donde Del Rio aparece en escena como “La Llorona de Los Ángeles”, hipnotizando con su voz a los protagonistas y a la audiencia por igual.

La crítica internacional describió la secuencia como “un giro deslumbrante” y “un instante extraordinariamente inquietante”, reconociendo que la voz de Del Rio había elevado el impacto emocional de la película. Aquella interpretación le otorgó a Rebekah un lugar en la historia del cine y la convirtió en una musa inesperada del surrealismo lynchiano.

Una carrera marcada por colaboraciones

Aunque nunca alcanzó la masividad de otros artistas de su generación, Rebekah Del Rio cultivó una carrera sólida y respetada en la industria musical. Su voz apareció en bandas sonoras de películas como Sin City (2005), Southland Tales (2006) y Man on Fire (2004), y también en series de televisión como Prison Break y Young & the Restless.

En 2011 lanzó el álbum Love Hurts Love Heals, un proyecto profundamente personal dedicado a la memoria de su hijo Phillip, quien falleció en 2009 tras una batalla de cuatro años contra el cáncer. La obra, compuesta por once canciones, exploraba el dolor, la esperanza y la dualidad del amor. La crítica lo describió como un álbum cinematográfico, capaz de evocar la intensidad de una gran banda sonora.

Del Rio también compartió escenario con figuras legendarias. En el Carnegie Hall, durante el concierto benéfico de la Rainforest Foundation, recibió una ovación de pie tras interpretar Llorando a capela, antes de ser acompañada por Sting, Elton John y James Taylor. Además, colaboró con Il Divo en la grabación de Llorando para el álbum Wicked Game, lo que le valió un Disco de Oro.

Su inquietud artística la llevó a trabajar con productores como Heather Holley (conocida por sus trabajos con Christina Aguilera), el violonchelista Dave Eggar y hasta el célebre compositor Danny Elfman, con quien grabó una versión de We Belong incluida en la caja recopilatoria Big Mess (2021).

Arte y tragedia

La vida de Rebekah Del Rio estuvo marcada tanto por el arte como por la tragedia personal. A la pérdida de su hijo Phillip se sumaron problemas de salud: en 2018 anunció que le habían extirpado un tumor cerebral maligno, aunque años más tarde la enfermedad regresó. A pesar de estas pruebas, continuó creando y compartiendo música hasta sus últimos días, convencida de que su voz era un canal para expresar el dolor y transformarlo en belleza.

En entrevistas recientes, reconocía que su timbre natural estaba impregnado de tristeza, un rasgo que atribuía a las experiencias que había vivido:

Mi voz se presta a la tristeza. Llevo ese dolor dentro de mí, y es lo que hace que pueda cantar con tanta verdad.

Incluso en los momentos más difíciles, Rebekah se mantuvo fiel a su arte y a su público. En junio de 2025, menos de dos semanas antes de su fallecimiento, ofreció su última presentación en un evento benéfico en Los Ángeles, donde volvió a conmover a los asistentes con la misma intensidad que la había caracterizado desde sus inicios.

Legado

Rebekah Del Rio falleció el 23 de junio de 2025, a los 57 años, en su hogar en Los Ángeles. La noticia conmovió profundamente tanto a la comunidad artística como a sus seguidores alrededor del mundo. Más allá de su papel en Mulholland Drive, su música continúa siendo un testimonio del poder del arte latino en la escena global: un recordatorio de que la autenticidad, la vulnerabilidad y la resiliencia pueden trascender cualquier barrera cultural o lingüística.

Con su interpretación de Llorando, Rebekah logró lo que pocos artistas alcanzan: inmortalizar un instante de verdad absoluta en el corazón de quienes la escuchan. Su legado nos recuerda que, incluso en medio del dolor, la música tiene la capacidad de sanar, de unir y de elevarnos a un nivel más profundo de humanidad.

Hoy en Latino Excellence, celebramos a Rebekah Del Rio no solo como cantante y actriz, sino como un símbolo del poder creativo de la comunidad latina en los Estados Unidos. Su vida, marcada por la lucha, la pasión y la entrega, es un faro de inspiración para las nuevas generaciones de artistas que buscan dejar su huella en el mundo.

Porque su voz, que fue llanto y también consuelo, seguirá resonando como eco eterno en la memoria colectiva.