Cuando se habla de constancia, disciplina y pasión por el deporte, el nombre de Uziel Muñoz ya quedó grabado con letras doradas en la historia del atletismo mexicano. A sus 30 años, este lanzador de bala originario de Chihuahua sorprendió al mundo al conquistar la medalla de plata en el Mundial de Atletismo en Tokio, convirtiéndose en el primer mexicano en lograr una presea mundial en pruebas de lanzamientos. Y no solo eso: lo hizo rompiendo su propio récord nacional con una marca de 21.97 metros.
Lo más increíble fue la forma en que sucedió: con su último intento, Muñoz pasó del cuarto al segundo lugar, dejando boquiabiertos a los asistentes en el Estadio Olímpico de Tokio. Solo fue superado por el estadounidense Ryan Crouser, el indiscutible dominador mundial de la prueba. Pero para Uziel, ese lanzamiento supo a gloria. “Me sabe como si fuera oro”, confesó emocionado tras la competencia.
Este logro no apareció de la nada. Muñoz ha dedicado años a perfeccionar su técnica: ha sido ocho veces campeón nacional, campeón de los Juegos Centroamericanos y del Caribe 2023, finalista en el Mundial de Oregón 2022 y octavo lugar en los Juegos Olímpicos de París. Cada uno de esos pasos forjó el camino que hoy lo coloca en la élite mundial del atletismo.
Su historia también es un poderoso recordatorio de que los sueños no dependen de las comparaciones físicas ni de los pronósticos ajenos. Él mismo ha contado que no es tan alto ni tan corpulento como otros competidores, pero eso nunca fue un obstáculo para alcanzar casi los 22 metros que lo catapultaron a la cima. “Son años de esfuerzo, de lesiones, de sol, de dormir menos… pero valió la pena”, relató.
Además de conquistar una medalla, Uziel ha encendido una chispa de esperanza para las nuevas generaciones. “Estamos poniendo nuevamente a los lanzamientos en el mapa. En México hay talento, solo necesitamos más oportunidades y creer en nosotros mismos”, dijo convencido.
Con esta hazaña, México suma su medalla número 14 en la historia de los Mundiales de Atletismo, aunque la mayoría han sido en pruebas de marcha. Hoy, gracias a la determinación de Muñoz, los reflectores también apuntan hacia los lanzamientos, una disciplina que durante años estuvo relegada.
Después de su histórico logro, Uziel compartió un deseo sencillo pero revelador: regresar a casa, abrazar a su esposa y tomarse unas merecidas vacaciones. Porque detrás de cada récord, hay horas de esfuerzo compartido, de sacrificios silenciosos y de sueños construidos en equipo.
Uziel Muñoz no solo ganó una medalla: abrió camino. Demostró que con trabajo, fe y corazón, los límites pueden romperse. Y que el talento mexicano está hecho para brillar en lo más alto.
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