El penúltimo episodio de la tercera temporada de The Mandalorian puso el listón muy alto con un emocionante capítulo digno de su homónimo de Star Wars. Las cosas por fin se encaminan hacia el enfrentamiento final, y no demasiado pronto.
“Los espías” comenzó en Coruscant. Vimos a la espía titular, Elia Kane (Katy O’Brian), merodear por el paisaje urbano de Blade Runner para reunirse nada menos que con Moff Gideon (Giancarlo Esposito). Al menos, su holograma. Tras toda una temporada especulando sobre su paradero, por fin nos encontramos con el simpatizante del Imperio en su amenazadora nueva base. Hay que decir que la guarida, con sus puertas láser rojas a lo “Amenaza Fantasma”, es una de las guaridas de villanos más geniales que se han visto en pantalla. Tras recibir información sobre la alianza de clanes mandalorianos y su plan para retomar Mandalore, Gideon acudió al Consejo de la Sombra, un grupo de leales al Imperio, para que le ayudara a acabar con ellos. Ellos accedieron, y así se preparó el escenario para un enfrentamiento final entre el ejército de Gideon y la incipiente alianza de los mandalorianos.
Hablando de los mandalorianos, las cosas estaban tensas entre el Equipo Hijos de la Guardia y el Equipo Kryze. Pero no había mucho tiempo para construir equipos. Con las tensiones todavía a flor de piel, Bo Katan (Katee Sackhoff) reunió a ambas facciones para regresar a Mandalore y superar las largas luchas internas que impedían a su clan alcanzar la grandeza. Y así, armados con la gran flota acumulada por los mercenarios renegados de Axe Woves (Simon Kassianides), el clan marchó hacia Mandalore, donde les aguardaban sorpresas.
Gracias a la Fuerza, por fin las cosas se aceleran. Tras el extraño y anticlimático episodio de la semana pasada, la batalla de Mandalore, de la que se ha hablado durante toda la temporada, por fin tiene lugar. Debo admitir que no soy el mayor fan del arco argumental de Bo Katan, que ha dejado de lado a Mando (Pedro Pascal) y a Baby Yoda esta temporada. Pero ella era realmente un personaje convincente y Los espías demostró aún más su calidad de líder solidificante, como reiteró verbalmente el propio Din Djarin. Fue indiscutiblemente la mujer del momento, aunque Grogu volvió a robarse el show con sus pequeñas travesuras. Se reencontró con dos de sus juguetes favoritos: el Anzellan (¡todavía no acepta Squeezie!) y el IG-11 recién renovado. Bautizado como IG-12, el droide con voz de Taika Waititi viene ahora con un centro de control y comandos de voz, como un mecha de juguete con esteroides. Sin llegar a ser un “bebé malo”, Grogu estaba entrando claramente en su fase de adolescente rebelde, desafiando las palabras de Mando y tomando sus propias decisiones. En medio de todos los cataclismos, es agradable volver a ver cómo evoluciona la relación entre padre e hijo.
Volviendo al conflicto principal, el episodio terminó con un espectacular suspenso. Con recursos ilimitados a su disposición (incluyendo el regreso en pantalla de los guardias pretorianos desde Star Wars: Los últimos Jedi), Gideon es tan amenazador como siempre y eso significa que el final de la próxima semana se perfila como el enfrentamiento explosivo que hemos estado esperando toda la temporada. Junto con la serie de nuevos proyectos de Star Wars anunciados recientemente, nuestras expectativas se están disparando por toda la galaxia.
