El cine mexicano ha traspasado límites y ha conseguido dejar una huella inmutable en el mundo del cine a nivel mundial. Si volvemos la vista a sus inicios, nos encontramos con grandes producciones llenas de ingredientes esenciales en cada uno de sus géneros.
En este Mes del Orgullo Hispano qué celebramos en EEUU, supone una gran importancia recordar y poner sobre la mesa todos los hitos qué provienen del cine mexicano, como ha conseguido destacar desde su época dorada, a través de sus comedias románticas o con el cine de terror. Vamos a adentrarnos en algunos de los grandes momentos de su historia y a celebrar la riqueza cultural y los logros qué el cine mexicano ha proporcionado a la industria cinematográfica.
Desde los años 30 hasta los 50, nos encontramos con la llamada “época dorada” del cine mexicano. Esta constituye una etapa fundamental en su historia, tratándose de un capítulo lleno de éxito donde México representaba el origen de la producción cinematográfica. La época dorada se inició en un instante de cambio social y político. El cine jugó un papel importantísimo en el proceso de transformación, llegando a convertirse en un elemento esencial de expresión. Las películas contaban historias de la sociedad mexicana, tocando cuestiones como la identidad o la justicia y exponiendo los obstáculos a los qué se enfrentaban.
En esta época nos encontramos con grandes directores como Emilio “El Indio” Fernández con sus obras “Flor silvestre” o “María Candelaria” protagonizadas por la gran Dolores del Río. O con Fernando de Fuentes representando la Revolución Mexicana con obras como “¡Vámonos con Pancho Villa!”. Además, nos encontramos con grandes nombres como el de Pedro Infante, Cantinflas o María Félix, qué se transformaron en emblemas de la gran pantalla, enamorando a las masas con su forma de interpretar.
Adentrándonos en el género de comedia romántica, nos encontramos con producciones en las qué hay un mix de pasión y humor, al mismo tiempo que simbolismo cultural y autenticidad. Fernando Sariñana con “Amarte duele” o Alfonso Arau con “Como agua para chocolate”, representan los enredos del amor y además tratan temas de identidad, sexualidad y autodescubrimiento en un contexto de gran relevancia cultural.
Desde la perspectiva del terror mexicano, el cuál ha experimentado una escalada notable en los últimos tiempos, observamos cómo ha dejado claro su gran talento para explorar temáticas llenas de oscuridad y misterio sin olvidarse de representar su cultura. Películas como “Kilómetro 31” de Rigoberto Castañeda o “El esqueleto de la señora Morales” de Rogelio A. González, han cosechado un gran éxito entre los espectadores gracias a incorporar al horror elementos mitológicos mexicanos. Esta fusión tan propia origina una subcultura llena de personalidad dentro del cine de terror.
En conclusión, el cine mexicano ha dejado claro gracias a sus incontables éxitos en el mundo del cine, el gran papel qué juega en la industria y lo muchísimo qué ha aportado a lo largo de su historia. Desde la época dorada hasta las obras más actuales enamorando a audiencias y transmitiendo su cultura, derribando barreras y demostrando su valía en una gran variedad de géneros. En este mes del orgullo celebramos la estela cinematográfica de México y el gran impacto qué tiene la comunidad hispana en Estados Unidos. Las películas son un escaparate a la tradición, intereses y agitaciones de la sociedad mexicana, además de un recordatorio permanente del talento.