Así “revivieron” al lobo terrible, una especie extinta hace más de 10 mil años

4 mins read

Imagínate que estás caminando por una reserva natural y de repente ves algo que creías extinto hace miles de años. No es un dinosaurio, pero casi: se trata del lobo terrible, una criatura que dejó de existir hace más de 10 mil años… o al menos eso creíamos. Gracias a los avances de la biotecnología, este impresionante animal ha vuelto a la vida, aunque no sin polémica.

La empresa detrás de este logro es Colossal Biosciences, una firma con sede en Dallas, Texas, que se ha hecho famosa por su ambicioso objetivo: traer de vuelta a la vida a especies extintas. Sí, como si fuera una película de ciencia ficción. Pero no, esto no es Hollywood, es ciencia real.

¿Cómo lo lograron?

Todo comenzó con el hallazgo de restos fósiles de Aenocyon dirus, mejor conocido como el lobo terrible. Estos fósiles, encontrados en distintas partes de América del Norte, fueron claves para entender cómo era su ADN. A partir de ahí, los científicos de Colossal lograron reconstruir parte de su genoma, es decir, su “manual de instrucciones biológicas”.

Luego vino la parte más impresionante: compararon ese ADN antiguo con el del lobo gris actual, una especie bastante parecida. Con tecnología de edición genética (como CRISPR), modificaron células de lobos grises vivos para que compartieran algunas de las características del lobo terrible. En total, hicieron cambios en 20 sitios específicos del genoma.

Después, estas células modificadas fueron introducidas en óvulos de perros domésticos, que más tarde fueron implantados en perras que actuaron como madres sustitutas. Y así, tras 62 días de gestación, nacieron Rómulo, Remo y Khaleesi: los primeros “cachorros de lobo terrible” en más de 10 mil años.

¿Son realmente lobos terribles?

Aquí es donde empieza el debate. Aunque Colossal asegura que ha traído de vuelta al lobo terrible, muchos científicos son más escépticos. Para ellos, estos cachorros no son verdaderos lobos extintos, sino lobos grises modificados genéticamente para parecerse a ellos.

De hecho, los expertos coinciden en que es imposible “revivir” por completo una especie extinta, especialmente una tan antigua. El biólogo Vincent Lynch, por ejemplo, dijo que lo que se puede hacer es crear algo que se vea similar, pero no traer de vuelta la función ecológica o el comportamiento del animal original. “No puedes recrear todo el paquete”, dijo.

La genetista Emily Roycroft también fue clara: lo que Colossal ha producido no es un lobo terrible, sino un híbrido con algunas de sus características. Y lo mismo opina Nic Rawlence, del Laboratorio de Paleogenética de Otago, quien aseguró que estos animales “no son lobos terribles sacados de la extinción”.

¿Cómo son estos nuevos lobos?

Aunque todavía son jóvenes, los cachorros ya muestran diferencias notables con los perros comunes. A sus seis meses, Rómulo y Remo ya miden más de un metro veinte y pesan alrededor de 36 kilos. Se espera que alcancen una altura de 1.80 metros y un peso de hasta 68 kilos cuando sean adultos.

Tienen un pelaje largo y blanco, mandíbulas fuertes y un comportamiento más reservado que el de los perros domésticos. De hecho, no se sienten cómodos cerca de humanos, ni siquiera con sus propios cuidadores. Según los científicos, esta actitud podría deberse a sus genes, que los hacen más parecidos a un animal salvaje que a una mascota.

Otra curiosidad: aunque juegan y se comportan como cachorros, no han mostrado interés por cazar presas vivas, y tampoco se les ha ofrecido esa oportunidad. Aun así, como dijo una de las encargadas del proyecto: “Si yo fuera un ciervo, me mantendría lejos de su reserva”.

¿Qué sigue para estos animales?

Por ahora, Rómulo, Remo y Khaleesi viven en una reserva protegida cuya ubicación no ha sido revelada. La idea es estudiar su comportamiento y desarrollo, y entender qué tan cerca están realmente del lobo terrible original. Pero eso no es todo.

Colossal ya tiene otros proyectos en marcha. En su lista de “resurrección” también figuran animales como el mamut lanudo, el dodo y el tigre de Tasmania. Sí, esas criaturas que sólo conocemos por documentales o libros escolares podrían volver en las próximas décadas… al menos, en una versión genética moderna.

Sin embargo, no todos están convencidos de que esto sea una buena idea. El profesor Cristopher Preston, experto en filosofía ambiental, advirtió que es difícil imaginar un futuro donde estos animales modificados puedan vivir en ecosistemas reales sin causar desequilibrios. “Ni siquiera podemos mantener una población estable de lobos grises, ¿cómo lo haríamos con lobos gigantes?”, se preguntó.

Además, hay un detalle importante: los resultados de Colossal no han sido revisados en publicaciones científicas reconocidas, lo que ha generado aún más dudas entre la comunidad académica.

¿Ciencia, fantasía o riesgo?

Lo cierto es que este experimento abre la puerta a una nueva era de posibilidades científicas, pero también de dilemas éticos. ¿Hasta qué punto debemos intervenir en la naturaleza? ¿Qué riesgos implica devolver especies extintas a un mundo que ya no es el mismo que ellas conocieron?

Mientras tanto, Rómulo, Remo y Khaleesi son el símbolo de un experimento que podría cambiar la historia de la biología moderna. Aunque no sean exactamente los lobos terribles que alguna vez dominaron América, su existencia ya nos obliga a replantearnos qué significa realmente “extinción”.

Deja un comentario

Your email address will not be published.

Previous Story

SeaWorld San Diego presenta su renovado Seven Seas Food Festival

Next Story

Katia Callahan: Sirviendo a la Comunidad de Chula Vista con Corazón y Propósito

Latest from Blog

Skip to content