En octubre del 2022 me pide mi esposa que la acompañe a jugar un minitorneo de padel de parejas. Yo le doy mi opinión de que ese deporte es para personas que nunca fueron buenos para el tenis y se lo inventaron más chico y fácil. Bueno, a regañadientes, pero me llevó a jugar el fregado y mentado “Padel”.
Ninguna sorpresa, tal cual lo esperaba, una mini cancha de tenis encerrada en paredes de cristal, pasto artificial, pelota de tenis y un set de reglas muy parecido al tenis con el uso de las paredes. Lo único realmente diferente e inesperado era la raqueta, la cual así le llamé y la pedí, pero todos rápidamente me corrigieron y me dijeron que se llama “PALA”. Me quedé callado y aprendí.
Comenzamos y viene la primera bola. Le pego y sale rapidísimo a la pared de vidrio. La persona frente a mí me dice que es bola mala.
Obvio entra mi “guerrero competitivo mode” y me empiezo a enfocar un poco más. En resumen, al final del día perdimos más de la mitad de los encuentros y salí bastante molesto con eso, pero tuve 2 o 3 puntos los cuales me hicieron recordar mis años de gloria del tenis y la satisfacción fue increíble.
A los tres días ya estábamos de vuelta en la cancha. A los pocos meses ya habíamos formado un grupo de “padeleros”, puros “rucos” de entre 40 y 60, pero bien picados y así surgió el nombre del grupo: “Los Pikados”.
Desde entonces al igual que muchos Mexicalenses, jugamos de 2 a 5 veces por semana, tanto como nuestras rodillas, hombros, piernas y coyunturas nos lo permitan.
En mi caso creo que gozo de buena condición y he llegado a jugar hasta 35 sets en una semana. El padel vino a cambiarle la vida a mucha gente, lo practican también mi esposa y una de mis hijas, al igual que mi hermana y muchos amigos.
El último torneo local contó con cerca de 800 participantes y se cerraron inscripciones, creo que es inevitable el admitir la popularidad de este deporte. Hemos hecho muy bonitas nuevas amistades y nos hemos reencontrado con viejos amigos, esto además de poder compartirlo en familia.
Si a esto le sumas que es un excelente ejercicio y todos los beneficios que conlleva, creo que es de lo mejor que le pudo pasar a Mexicali y 30 millones de padeleros alrededor del mundo no pueden estar equivocados.
En conclusión: ¿Un padelito o qué?