Por: Mauricio Uro
TODOS TENEMOS UNA IDEA SOBRE CÓMO FUNCIONA LA ECONOMÍA DESDE UNA PERSPECTIVA ÚNICA.
Aprendimos, observamos y experimentamos el dinero no solamente como una herramienta de transacción sino como un reconocimiento de estatus, una demostración de éxito, un elemento de tranquilidad y, fundamentalmente, un medio de riqueza.
Normalmente, es fácil ponernos de acuerdo en la forma en cómo se gasta y se cuida el dinero, pero diferimos en las formas en cómo se genera y se crece el dinero porque para lograr el primero necesitamos empatar nuestras aspiraciones a un estilo de vida, pero para lograr el segundo requerimos empatar nuestros procesos, acciones y tiempos para crear dicho estilo de vida.
Es sencillo cuidar el dinero que tenemos, pero es mucho más complicado generar el dinero que nos gustaría tener. La energía que requiere administrar el capital es mucho menor a la que se requiere para ingresar el mismo a un hogar.
Por otro lado, el tiempo es un factor fundamental en el rubro financiero. Una recompensa inmediata brinda placer y satisfacciones que alimentan nuestras experiencias como pareja pero rara vez nos brinda oportunidad de acumulación de riqueza que nos proporcione seguridad y oportunidad de construir un patrimonio.
Entonces, el primer paso en la ruta para lograr una tranquilidad financiera con tu pareja es claridad de intención, forma y plazo, en otras palabras, qué quieres tú y que quiero yo con respecto a nuestra condición económica de vida, cuándo y cómo le vamos a hacer para alcanzar dicha condición.
“Marta y Javier discuten cuando se trata de dinero, sus perspectivas divergen como dos caminos separados. Marta ve el dinero como un medio para disfrutar, mientras que Javier lo considera un elemento que se necesita cuidar.
Ambos tienen claro cómo administrar su vida actual, pero surgen desafíos cuando intentan abordar los excedentes. Marta quiere viajar mientras Javier quiere ahorrar para comprar un departamento.
Los dos buscan el beneficio de la pareja, pero en plazos y formas muy diferentes. Cuando una visión de corto plazo se junta con una de largo, pueden estar seguros de generar chispas.”
Explorar soluciones requiere un compromiso activo de ambas partes. La comprensión mutua, la negociación y la búsqueda de compromisos son esenciales para superar las diferencias y forjar un camino financiero que refleje las metas compartidas, esto implica no solo encontrar un equilibrio entre las visiones temporales opuestas, sino también trabajar juntos para crear un plan financiero que integre ambas perspectivas de manera armoniosa.
Los problemas de pareja son amplios y diversos, no permitas que el dinero genere una discusión cuando debería fortalecer la relación.