En medio de un clima político cargado de incertidumbre y dolor para millones de familias hispanas en Estados Unidos, la noticia de que Bad Bunny será la estrella principal del show de medio tiempo del Super Bowl LX en 2026 se siente como un respiro de esperanza y un recordatorio poderoso: nuestra cultura no solo está presente, sino que brilla en los escenarios más grandes del mundo.
El puertorriqueño Benito Antonio Martínez Ocasio, conocido globalmente como Bad Bunny, no es solo un ídolo musical. Su presencia en el Levi’s Stadium de Santa Clara, California, marcará un hito: será el primer artista completamente latino en encabezar el espectáculo de medio tiempo más visto en el planeta. Un hecho que va mucho más allá del entretenimiento.
En tiempos donde resurgen discursos de odio, xenofobia y políticas que buscan marginar a la comunidad hispana, la elección de Bad Bunny como figura central del Super Bowl envía un mensaje claro: la cultura latina no puede ser silenciada ni deportada. Con más de 57 millones de hispanohablantes en Estados Unidos, el español y nuestros ritmos han dejado de ser “invitados” para convertirse en parte del ADN cultural del país.
Bad Bunny llega a este escenario después de consolidarse como uno de los artistas más escuchados del mundo. Su álbum Debí Tirar Más Fotos rompió récords en 2025 y lo colocó en la cima del Billboard 200, confirmando que su música conecta tanto en Puerto Rico y Latinoamérica como en las principales ciudades de Estados Unidos. En cada canción, Benito ha sabido unir fiesta, protesta y orgullo identitario.

No será la primera vez que el “conejo malo” pise un Super Bowl. En 2020 compartió escenario con Shakira y Jennifer Lopez, en una presentación que incluyó destellos en español y fue celebrada como un acto de representación. Pero esta vez la historia es diferente: Bad Bunny no será invitado, sino protagonista absoluto, llevando el reguetón y el trap latino a millones de hogares alrededor del mundo.
El desafío será grande: una audiencia mayoritariamente angloparlante, expectativas altísimas y un legado de artistas como Rihanna, Beyoncé o The Weeknd que han marcado la historia reciente del evento. Pero más allá de la producción y la escenografía, el verdadero valor de este momento estará en lo simbólico. Cada palabra en español, cada ritmo caribeño y cada gesto sobre ese escenario serán un recordatorio de que la comunidad latina resiste, crea y transforma incluso en medio de la adversidad.
En un contexto donde miles de familias enfrentan deportaciones y discursos que los señalan como ajenos, ver a un artista latino liderar el espectáculo cultural más grande de Estados Unidos es un triunfo colectivo. Como dijo el propio Bad Bunny al confirmarse la noticia: “Esto es para mi gente, para mi cultura y nuestra historia”.
El 8 de febrero de 2026 no solo veremos un show: presenciaremos un acto de resistencia cultural y un mensaje al mundo entero de que, pase lo que pase, la voz latina seguirá sonando más fuerte que nunca.
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