Por: Jennifer Ariesta
Tras múltiples apariciones en The Mandalorian y El Libro de Boba Fett, por fin Ahsoka, la rebelde Jedi favorita de todos, tiene su propia serie. Rosario Dawson vuelve a encarnar a la guerrera Togruta, al igual que su creador, el director y guionista Dave Filoni, que también ideó el personaje en Clone Wars. La serie de Disney Plus explora lo que Ahsoka ha estado haciendo desde su paso por la serie antes mencionada y con ella están algunas caras familiares que los fans acérrimos de Star Wars reconocerán de la serie de animación Star Wars Rebels.
De hecho, Ahsoka llegó cargada de personajes preexistentes que tienen una historia establecida y papeles cruciales en el universo de Star Wars, particularmente de Rebels. De hecho, esta serie es esencialmente una secuela de acción live-action de Rebels, continuando donde Rebels lo dejó y anunciando el regreso de su gran villano.
En el estreno de la serie, Ahsoka va a la caza de un mapa estelar que contiene el supuesto escondite del Gran Almirante Thrawn, derrotado al final de Rebels. Pero no es la única en su búsqueda: La leal a Thrawn, Morgan Elsbeth, ha escapado de su encarcelamiento y está buscando el mismo artefacto. Ahsoka lo encuentra primero, pero como es típico en Star Wars, el mapa está encriptado y la única que puede desencriptarlo es la antigua alumna Jedi de Ahsoka, Sabine Wren. Naturalmente, el reencuentro entre ambas está cargado de tensión. Pero eso debe esperar, porque poco después, el cómplice de Morgan le roba el mapa a Sabine. Ahora, la ex maestra y aprendiz deben unirse para perseguir a Morgan y compañía antes de que lleguen a su destino.
A juzgar por los tres episodios emitidos hasta ahora, los espectadores en general sin conocimientos previos de la profunda tradición de Star Wars pueden estar tranquilos. Gracias a las voluminosas exposiciones repartidas por toda la serie, es bastante fácil seguir las innumerables historias de Ahsoka. Puede que no tenga en cuenta los lazos emocionales preexistentes entre estos personajes -eso es estrictamente para los fans de Rebels-, pero la escritura hace que sea fácil de digerir para los novatos.
En cuanto a los personajes, Sabine es sin duda la protagonista más intrigante hasta el momento. Es fogosa y apasionada, pero también carente de la Fuerza. De actitud mercurial, es una padawan a lo Luke Skywalker con el cinismo y la terquedad de Han Solo: una heroína perfecta de Star Wars.
Tres episodios después, Ahsoka sigue siendo un enigma, a pesar de que la serie lleva su nombre como título. Siempre distante y desempeñando el papel de mentor secundario al estilo de Obi-Wan. Sin embargo, su tensa interacción con Sabine es intrigante.
Mientras tanto, la general verde Hera Syndulla es apartada para profundizar en el aspecto político de la construcción del mundo. Todos sabemos que la incipiente Nueva República no va a durar, ya hemos visto la trilogía de secuelas. Pero en este punto, estamos en la fase inicial de la Nueva República tras la caída del Imperio Galáctico. Las semillas de la discordia y la ineficacia del gobierno han empezado a aparecer; será interesante ver cómo la serie gestiona su eventual caída. Nota al margen: con el paso de los años, a medida que conocemos más sobre los fracasos de la Nueva República, el final de El retorno del Jedi parece cada vez menos impactante. Pero la máquina de Star Wars debe seguir funcionando, así que aquí estamos. Esperemos que sea un descenso que merezca la pena.
Los villanos de la serie, encabezados por Morgan, una bruja Nightsister, y sus cazarrecompensas Baylan Skoll y Shin Hati, que manejan la Fuerza, son dignos adversarios de nuestros héroes. Elsbeth y Shin, en particular, tienen una dinámica similar a la de Palpatine-Anakin que será interesante observar. Y luego está Thrawn, el misterio y el McGuffin a la vez. Es un supervillano amenazador, esperemos que esté a la altura.
La dirección es prácticamente idéntica a la de The Mandalorian, tanto en el estilo visual como en el ritmo y el tono. Si estas series de Disney Plus Star Wars están planeadas como historias interconectadas que culminarán en un largometraje, como se rumorea, entonces la elección tiene sentido.
Como era de esperar, los efectos visuales y especiales de Lucasfilm nunca decepcionan. Puedes sentir realmente el alcance del mundo mientras la serie te lleva a nuevos lugares nunca vistos en acción real. El templo de Dathomir, la reluciente ciudad blanca de Lothal, el bosque rojo de Seatos, por no hablar de la existencia de una galaxia fuera del sistema solar que conocemos desde 1977. ¿Quizá incluso World Between Worlds haga su debut en acción real? La galaxia parece realmente amplia y llena de posibilidades, lo que permite a esta veterana franquicia distanciarse de los Skywalker, algo que necesita urgentemente.
La banda sonora corre a cargo de Kevin Kiner, que también compuso The Clone Wars y Rebels. Es digno de elogio que Filoni haya recurrido a un viejo colaborador en lugar de a un talento de renombre para su proyecto de acción real. El trabajo de Kiner lleva el sello operístico de John Williams, con influencias de sabor asiático, como golpes de tambor y notas de flauta que suelen encontrarse en las películas de artes marciales chinas o de Akira Kurosawa. El tema de los créditos finales, en particular, es un número evocador que capta la naturaleza de fantasía épica de La guerra de las galaxias.
Desde el punto de vista temático, la serie es un clásico de La guerra de las galaxias: el bien contra el mal, la luz contra la oscuridad y lo que hay en medio. En el medio es donde la serie quiere jugar. La serie plantea una pregunta recurrente sobre lo que hace a un gran Jedi:
¿Son las reglas, que una y otra vez han demostrado ser muy imperfectas?
¿Es simplemente una cuestión de talento relacionado con la Fuerza o algo que uno puede practicar ya que, después de todo, la Fuerza fluye a través de todos los seres vivos?
Las preguntas persisten, mientras Sabine -la representante del público- lucha con su entrenamiento Jedi. Ahsoka, una portadora de la Fuerza que rechaza las costumbres Jedi tradicionales, es la persona perfecta para guiarnos a encontrar las respuestas.
En definitiva, se trata de una de las mejores entregas recientes de Star Wars. Recupera el viejo estilo de las cabriolas y añade una pizca de conspiraciones políticas con sabor a Andor. Repleta de elementos familiares, iconografías reconocibles, tropos de personajes trillados con el ingenio suficiente para mantener las cosas frescas, es familiar en un nuevo envoltorio, que parece ser el modo que más prefieren los fans de Star Wars.
Hasta ahora, Ahsoka ha ofrecido una gran mezcla de atraco, búsqueda del tesoro a lo Indiana Jones, thriller político ligeramente intrigante y la siempre fiable batalla entre el bien y el mal. Si nos atenemos a la constelación animada de la galaxia que aparece en los créditos finales, nos espera un viaje galáctico alocado. Bien hecho, será literalmente estelar.
Momentos aprobados por la Fuerza:
– La excursión de Ahsoka al templo de Dathomir tiene un fuerte aire a “Indiana Jones y los cazadores del arca perdida”.
– El momento Top Gun de Sabine en moto con una canción metálica de Star Wars de fondo.
– La nave con forma de anillo de Morgan: ¡por fin una nave espacial de villano que no es un aburrido refrito del Destructor Estelar!
– Ahsoka con un traje espacial fuera de la nave. ¿Es una respuesta a la infame escena de Leia Poppins? Al menos esta vez hay un poco de verosimilitud científica. Que el traje cubra hasta la cola de la cabeza de Ahsoka es un bonito detalle.
– La secuencia de entrenamiento de Sabine: me encanta ver un entrenamiento Jedi que no les hace poderosos por arte de magia, quizá la mejor lección que Lucasfilm ha aprendido de las anteriores entregas.
