Por Jennifer Ariesta
Aquí, en el fin de los tiempos, Loki encuentra por fin su glorioso propósito. Pero no es lo que ha estado pensando todo el tiempo. ¿Es algo bueno o malo?
Habiendo aprendido por fin a controlar su deslizamiento en el tiempo, Loki (Tom Hiddleston) va al estilo del Día de la Marmota explorando todas las formas de arreglar el Telar Temporal. Esta secuencia es, literalmente, una presentación visualizada del Doctor Strange recorriendo las catorce millones seiscientas cinco posibilidades para encontrar esa única forma de vencer a Thanos. Pero, a pesar de su nueva habilidad divina y haga lo que haga, el final sigue siendo el mismo. Al final, se ve obligado a tomar una decisión difícil.
Con más de 50 minutos de duración, el capítulo final está contado de forma concisa, aunque demasiado repleto de exposiciones, como el resto de la serie.
“Tendrá sentido”
Es el mantra que Loki repite al público. Al final, lo tiene. Intelectualmente, la maquinación concluye satisfactoriamente. Sin embargo, al final, sólo te queda la admiración por la lógica de la historia y pierdes la importantísima humanidad que antaño hacía queribles a los héroes de Marvel. Es épica, pero hueca.
Esa última impresión define toda la serie. Loki es, de hecho, una de las mejores series del MCU (la mejor sigue siendo WandaVision). Junto a WandaVision, también es la única con consecuencias reales en el gran esquema de las cosas. Al igual que se creó el multiverso al final de la primera temporada, el final de la segunda cambia irremediablemente el futuro del MCU al abrir la posibilidad de que los multiversos colisionen con Loki, literalmente, manteniéndolo todo unido. Las tramas cumplen los requisitos y llevan al público a la meta prevista. Sin embargo, al final, no te sientes especialmente unido a nadie excepto a Loki, a pesar de sus magníficas interpretaciones. Mobius y Owen Wilson están infrautilizados durante todo el metraje. Sophie Di Martino tiene el papel más frustrante de Sylvie. Loki tiene un final impecable, aunque su belleza como culminación del viaje de 12 años de Loki es solo el comienzo del siguiente capítulo del MCU. Aquí es donde radica el problema.
Dice mucho que lo mejor del MCU no despierte la misma expectación que las películas Marvel de nivel medio. El problema radica en la interconexión de todo. Los proyectos del MCU, películas y series, están ahora estrechamente unidos. No basta con que Loki sea bueno, porque en esencia es solo un arco en una serie infinita que es la saga del MCU. Tal y como están las cosas ahora, con estos proyectos de calidad desigual -que tiende a la baja, si somos sinceros-, es descorazonador ver cómo incluso el mayor esfuerzo de los guionistas de Loki por hacer que las cosas tengan sentido, que lo tuvieron, se hace al servicio de un panorama general tambaleante.
Hasta ahora, la saga del Multiverso no está funcionando.
Puedes sentir la maquinación detrás de la trama en lugar de que sea orgánica. También hay algo bastante distante en ellos, ya que la mitad de los personajes son variantes, impostores kree o pálidos imitadores de los viejos guardianes. Marvel está pidiendo desesperadamente al público que se interese por ellos, eliminando lo que le resulta familiar. Pero lo que queda es sólo una sombra del pasado. Loki concluye su arco argumental con garbo, pero en esta línea temporal entrecruzada, en la que el mismo fin de semana se proyecta una película que establece su continuación (The Marvels), no puedes evitar sentir que el impacto del final disminuye.
