Por: Gina Dewar
Nacho Cano logra en la Malinche una hazaña artística y emocional: rescatar a una de las figuras más controvertidas de la historia de México y convertirla en símbolo de amor, mestizaje y supervivencia. Con su sello característico, una mezcla de espectáculo visual, música vibrante y sensibilidad poética, Cano reinterpreta la leyenda de Malinalli, la mujer que cambió el destino de un continente.
Durante siglos, la Malinche ha sido vista como traidora, víctima o símbolo del sometimiento. Sin embargo, Nacho Cano consigue lo que pocos se habían atrevido a hacer: humanizarla. Nos muestra a una mujer atrapada entre dos mundos, marcada por la violencia y la esclavitud, pero también impulsada por el amor y el instinto de sobrevivir. Su relación con Hernán Cortés no se presenta como simple dominación, sino como el nacimiento de una nueva identidad: la del mestizaje, encarnada en su hijo Martín Cortés, el primer mestizo de la historia.

La puesta en escena deslumbra por su fuerza narrativa y visual, donde cada canción se convierte en una pieza de historia viva. La música de Cano —pasional, profunda y moderna— eleva la figura de la Malinche a la categoría de mito, pero sin perder su humanidad. No hay juicio ni condena: hay comprensión.
Nuestra experiencia fue completa desde el inicio. Antes del espectáculo, cenamos en La Pelota Mestiza, el restaurante temático donde degustamos platillos que celebran nuestras dos herencias culturales: la española y la mexicana. Sabores, colores y aromas que prepararon nuestros sentidos para lo que vendría. Tras nuestra reservación, una hora y media después, un amable equipo nos condujo directamente a nuestros asientos, haciendo sentir que formábamos parte de una experiencia cuidadosamente diseñada, donde la historia y el arte se viven desde el primer momento.
Y si la historia ya conmueve, los actores en el Frontón México la hicieron vibrar. Su entrega, su energía y su pasión nos envolvieron en una atmósfera donde el pasado se hizo presente, donde cada nota y cada gesto nos hicieron sentir profundamente orgullosos de ser mexicanos.



El talento sobre el escenario merece una mención especial:
- Malinche: Ishbel Bautista y Andrea Bayardo
- Moctezuma: Alan Javier Hernández Medina
- Hernán Cortés: Adrián Salzedo y Daniel Rosado
- Padre Olmedo: Ignacio Galán
- Gobernador Diego Velázquez: Javier Navares
- Gerónimo de Aguilar: David Martínez
Cada uno de ellos aporta una fuerza interpretativa única, dando vida a una historia que late entre el dolor, la pasión y el renacimiento de una nueva identidad.
Al final, La Malinche no es solo un musical; es un acto de justicia artística hacia una mujer que fue criticada, vendida, violada… pero también amó. Nacho Cano nos invita a ver su historia no desde la culpa, sino desde la empatía, recordándonos que de ese dolor nació la esencia misma de lo que hoy somos: una mezcla de culturas, lenguas y sentimientos.
Recomendación de La Revista Binacional:
Como mujeres que tuvimos el privilegio de vivir esta experiencia (Nora Vargas, Adriana Brunner, Vero DelaRosa y Gina Dewar), recomendamos La Malinche como una cita imperdible en la Ciudad de México. Es un viaje sensorial, histórico y profundamente emocional que nos recuerda, con orgullo, de dónde venimos y quiénes somos.





































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