Por: Jennifer Ariesta
¿Qué le pasó al resto del mundo antes de quedarse quieto en Un lugar tranquilo?
Esa es la premisa de Un lugar tranquilo: Day One, precuela de la alabada franquicia de terror de Paramount Pictures. En esta ocasión, John Krasinski y Emily Blunt han pasado el testigo de los papeles protagonistas a Lupita Nyong’o y Joseph Quinn en un argumento totalmente independiente.
Ambientada en la ciudad de Nueva York en un año indeterminado en el que la gente todavía usa iPod, la película sigue a Sam (Nyong’o), una paciente de cáncer en fase terminal atrapada en los frenéticos primeros días de la invasión de unos alienígenas con un oído ultrasensible. Varada en una ciudad que ha quedado en absoluto silencio, Sam está decidida a cumplir su último deseo de visitar una pizzería de su infancia. Más adelante en su viaje, se le unirán un gato callejero y un universitario apático llamado Eric (Quinn). Djimon Honsou también retoma su personaje Henri de Un lugar tranquilo 2, el líder de una manada de supervivientes.
La precuela, que ya no está escrita ni dirigida por la estrella original Krasinski, definitivamente se siente ligeramente diferente ahora. Pero sorprendentemente, en lugar de convertirse en una superproducción más mainstream como hacen muchas franquicias cinematográficas cuando se hacen más grandes, esta película adopta un enfoque más íntimo en su narración. En lugar de aumentar los sustos y las emociones, la trama se centra más en el viaje emocional, incluso más que las dos primeras.
Con un personaje central que ya se enfrenta a una muerte inminente, es interesante ver cómo se interpreta la «supervivencia» en la historia. Sam no lucha por vivir, sino por afrontar el final de su vida con dignidad. Es un ángulo significativo que nunca antes se había dado en la franquicia. Con Eric como rival, alguien lleno de potencial que ha estado fracasando, los dos se embarcan en un viaje de transformaciones mutuas. Quinn, que pronto se convertirá en Johnny Storm, y la oscarizada Nyong’o han hecho unas interpretaciones magníficas de sus respectivos personajes. Esta última, en particular, ha vuelto a elevar el concepto de «reina del grito de terror» a la categoría de refinada actriz, como en Nosotros. Otra actuación desgarradora, tierna y llena de matices que merece el precio de la entrada.
En cuanto a la trama, el director Michael Sarnoski está claramente más interesado en explorar temas existenciales que en la mecánica del apocalipsis. Los que disfruten de “Un Lugar en Silencio” desde hace mucho tiempo podrían encontrar que no hay suficiente terror sonoro de su agrado. Por supuesto, sigue habiendo un puñado de ellos aquí y allá -no sería Un Lugar en Silencio sin ellos-, pero el factor ingenio se ha agotado definitivamente. La acción de los monstruos a menudo parece añadida por el mero hecho de estar ambientada en el universo de “Un Lugar en Silencio”. Sinceramente, esto le resta un poco de diversión a las entregas anteriores. Las películas de “Un Lugar en Silencio” siempre han sido un poco melancólicas; Día Uno es decididamente sombría.
En definitiva, el disfrute de esta película depende de lo que busques en una película de “Un Lugar en Silencio”. Si te gusta el horror de supervivencia con invasión alienígena y un toque de drama humano, puede que esta película te resulte demasiado lenta y contemplativa. Pero si lo que te apetece es un drama existencial de supervivencia con una actuación espléndida y una pizca de caos apocalíptico, entonces ésta es para ti.
