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“Se Puso Rara la Vida”….Una tarde mágica con mi hija en el show de SE REGALAN DUDAS


Por Gina Dewar

A veces la vida te regala momentos que se quedan grabados para siempre, y uno de ellos fue la maravillosa tarde que pasé con mi hija Luisa Fernanda en el último show en Estados Unidos de la gira “Se Puso Rara la Vida” de las talentosas podcasters Ash y Lety, (de Guadalajara, Jalisco, México), creadoras del fenómeno “Se Regalan Dudas.” El teatro THE MAGNOLIA en El Cajon, CA fue el espacio perfecto.

Desde que llegamos al teatro, se respiraba una energía distinta: femenina, libre, vulnerable y poderosa al mismo tiempo. Las luces, la música y la emoción colectiva anunciaban que lo que estábamos a punto de vivir iba a ser más que un simple espectáculo: sería una conversación íntima, divertida y profundamente reflexiva entre mujeres de distintas generaciones, unidas por las mismas preguntas y las mismas ganas de entendernos mejor.

Ash y Lety aparecieron en el escenario con la naturalidad que las caracteriza, riendo, compartiendo, y sobre todo conectando. La dinámica del show fue maravillosa: la interacción con el público hizo que cada persona se sintiera parte del diálogo. No era un monólogo ni una conferencia; era una gran charla entre amigas, donde se valía reír, llorar, cuestionar y soltar.

Los temas fueron tan variados como reales: el amor, el dinero, la familia, el sexo, la autoestima… todo eso que nos acompaña día a día, pero que rara vez se habla con tanta honestidad. Tocaron los mitos con los que crecimos muchas de nosotras como latinas: las ideas heredadas sobre cómo “debe” ser una mujer, cómo “debe” amar, o qué significa tener éxito. Fue un recordatorio de que muchas de esas creencias que nos impusieron —“la buena mujer aguanta”, “el dinero no da la felicidad”, “hablar de sexo es vulgar”— no son verdades universales, sino narrativas que ya no nos sirven.

Mientras escuchaba a Ash y Lety, me sorprendí riendo con sus anécdotas y también emocionándome con su vulnerabilidad. A través de sus historias, me vi reflejada. Me di cuenta de cuánto hemos cambiado las mujeres, pero también de cuánto nos queda por desaprender. Lo más poderoso del show fue entender que no importa si tienes 20, 30, 40 o 50 años: siempre estás a tiempo de cuestionarte, reinventarte y elegir de nuevo.

Como cincuentona, disfruté cada minuto. Aunque el público era mayormente millennial y el contenido parecía pensado para mujeres de 30 y 40 años, me sentí completamente parte de ese espacio. Me hubiera encantado tener podcasts como “Se Regalan Dudas” hace 25 años, cuando muchas de estas conversaciones eran tabú y cuando todavía creíamos que la vida venía con un manual que debíamos seguir sin preguntar. Cuánto bien nos habría hecho escuchar a mujeres jóvenes decir que está bien no tener todo resuelto, que está bien cambiar de opinión, que está bien buscar la felicidad a tu manera.

Lo más bonito fue compartirlo con mi hija Luisa Fernanda. Verla emocionarse, reír y también reflexionar fue, sin duda, lo mejor de la noche. Me llenó de orgullo y esperanza notar que su generación tiene acceso a espacios donde se habla abiertamente del amor propio, del deseo, de los miedos y de la independencia emocional. Salimos abrazadas, con el corazón lleno y muchas conversaciones pendientes.

“Se Puso Rara la Vida” fue más que un show: fue un espejo y una celebración. Una experiencia que te recuerda que crecer no tiene por qué ser sinónimo de conformarte, sino de entenderte mejor y vivir con más verdad.

Esa tarde, entre risas, lágrimas y reflexiones, confirmé algo que Ash y Lety repiten siempre: la vida se pone rara, sí, pero también se pone hermosa cuando aprendes a vivirla en tus propios términos.