Esta semana en The Mandalorian, tenemos tanto droides como insurgentes mandalorianos, cameos en abundancia y la mezcla de tonos más disparatada que esta serie haya intentado jamás. Una vez más, la serie ha puesto a prueba los límites de lo que puede ser The Mandalorian: ¿Puede ser una misión alienígena al estilo Doctor Who? ¿Puede ser una novela policíaca? ¿Puede ser una saga política? ¿Puede todo ello caber en los mismos 44 minutos? El guionista Jon Favreau y la directora Bryce Dallas Howard parecen haber pensado que sí.
Tras el bautizo de Bo Katan como unificadora de los mandalorianos la semana pasada, la Dama y su caballero con armadura Beskar se dirigen a reunirse con sus antiguos seguidores. Al parecer, ahora son mercenarios a sueldo, que cumplen las órdenes de cualquier sistema que esté dispuesto a pagar. Su última misión es Plazir-15, un pequeño pero rico sistema independiente, así que, naturalmente, hacia allí se dirigen nuestros héroes. Sin embargo, a su llegada, los líderes del planeta -con cameos de Jack Black y Lizzo– quieren que Bo y Mando investiguen primero un problema de insurrección droide antes de permitirles el acceso para reunirse con los mandalorianos rebeldes.
Pistoleros a sueldo está llena de imprevistos. Francamente, ha sido el tema principal de la tercera temporada. Las expectativas se subvierten, los tonos se mezclan, las tramas toman rumbos extraños. El efecto general es similar a un latigazo, una ligera confusión y un poco de curiosa excitación. Es confuso porque apenas hay cohesión hacia el final de la temporada (sólo quedan dos episodios); también es emocionante porque el compromiso incondicional de los creadores con la rareza ha producido hasta ahora episodios realmente divertidos, a pesar de la claridad.
Lo mejor del episodio fue sin duda la misión dentro de una misión que Bo y Mando se vieron obligados a emprender. La misión secundaria les hizo jugar a detectives durante gran parte del episodio. Como en un buen noir de antaño, fueron de un lugar a otro para interrogar a los sospechosos, reunir pruebas y ensombrecer los métodos de cada uno como lo harían los policías colegas. Ugnaughts también regresó a The Mandalorian, aunque no el Kuiil que conocíamos y amábamos. Más bien fueron sus parientes, un grupo de mecánicos droides empleados en Plazir-15, a los que nuestro dúo de investigadores visitó en busca de información. Nos alegró saber que se mostraron tan hoscos como siempre, y que sólo respondieron a las preguntas cuando Mando mencionó el nombre de Kuiil y la icónica frase: “He hablado”.
El resto del episodio pareció un borrón. Tenemos una sucesión de cameos que provocan chillidos, desde la ya mencionada pareja de Black y Lizzo hasta la aparición del mismísimo Doc Brown, Christopher Lloyd como supervisor de seguridad en Plazir-15. A continuación, el episodio se dedicó a la investigación mientras Grogu se metía adorablemente con la duquesa de Plazir de Lizzo en su palacio, antes de terminar con un enfrentamiento entre Bo y el líder de sus antiguos subordinados, Axe Woves (Simon Kassianides). ¿Mencionamos ya que Grogu acabó siendo nombrado caballero por usar su pequeño truco Jedi para hacer que la Duquesa quedara muy bien en un juego? ¡Este episodio fue mucho!
