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Puentes de Solidaridad: Reflexión de una latina sobre una poderosa celebración del Juneteenth


Por: Gina Dewar

Como latina orgullosa, he asistido a innumerables eventos culturales a lo largo de mi vida; cada uno me ha enseñado algo nuevo sobre la identidad, la resiliencia y el poder de la comunidad. Pero la celebración del Juneteenth de este año en el University Club, en el último piso de Symphony Towers de San Diego, fue diferente. No fue solo una celebración; fue una invitación a escuchar, conectar y solidarizarse.

Las vistas panorámicas desde el piso 34 fueron impresionantes, pero lo que realmente elevó la noche fue la calidez y la fuerza de las personas reunidas para honrar un momento tan histórico. 

Juneteenth, el día que conmemora la emancipación de los afroamericanos esclavizados en Estados Unidos, es un poderoso recordatorio de la libertad postergada y la lucha continua por la justicia. Y aunque no soy de descendencia negra, como latina, entiendo profundamente lo que se siente navegar por sistemas que no fueron diseñados para nosotros, luchar por la visibilidad, la dignidad y la equidad (especialmente ahora en 2025). 

En cuanto entré al evento, sentí que no se trataba solo de una reunión formal ni de un programa obligatorio. Había alegría, elegancia y, sobre todo, propósito. La sala estaba llena de excelencia negra y aliados por igual, unidos no solo para celebrar una fecha histórica, sino para continuar el legado de resistencia y esperanza.

Y entonces Marla Marshall nos saludó, no solo como La Revista Binacional, sino como los buenos amigos en los que nos hemos convertido.

Marla, quien nos dio la bienvenida a todos con una presencia que se sentía a la vez majestuosa y acogedora, cambió el tono de la noche al iniciar el programa. Sus palabras fueron sencillas pero impactantes. Dijo: “Tu presencia aquí importa”.

Y en ese momento, sentí el peso de esa verdad. Estar presente sí importa. Nuestra presencia en las historias de los demás importa. Como comunidades de color, nuestra liberación está entrelazada. Nuestras historias son diferentes, pero las raíces de nuestras luchas a menudo crecen en la misma tierra: colonialismo, racismo, omisión. 

El saludo de Marla se convirtió en un símbolo de la experiencia más amplia de la velada: una celebración no solo de la historia negra, sino también de un propósito compartido y un impulso mutuo. Recordé que la alianza no es una actuación, es una decisión que tomamos repetidamente, en grandes y pequeñas cosas, para apoyarnos mutuamente. Se trata de estar presentes, escuchar atentamente y amplificar las voces que necesitan ser escuchadas. Es fundamental comprender que la justicia para un grupo nunca va en detrimento de otro: es un paso hacia la justicia para todos.

A lo largo de la velada, los panelistas de Black Excellence compartieron sus historias. Honraron el legado de Juneteenth con palabras, pensamientos y perspectivas conmovedoras que conmovieron el alma. Sentí que todos estábamos en la intersección del dolor y el progreso. (Un fuerte abrazo a todos ellos: Dra. Debra McLaren, Jueza Euketa Oliver, Jordan Harrison, Jueza Sharon Majors-Lewis y Al Aboallah. Me hicieron sonreír, pero también reflexionar sobre muchas cosas que tenemos en común). 

Pensé en los latinos que cruzaron fronteras en busca de una vida mejor, que soportaron la explotación y los prejuicios, pero aun así lograron construir alegría y comunidad incluso con el dolor de dejar su país natal. Y pensé en cuántos paralelismos existen en la experiencia negra y latina en este país; en cuánto más fuertes somos cuando reconocemos las luchas de los demás y nos mantenemos unidos.

Al ponerse el sol, proyectando un cálido resplandor sobre las paredes de cristal del University Club, me di cuenta de que no me iba de la misma manera que había entrado. Llevaba algo nuevo: un renovado sentido de responsabilidad, solidaridad y esperanza.

Esta celebración del Juneteenth no se trataba de mirar atrás, sino de seguir adelante. De crear espacio para las voces que han permanecido silenciadas durante demasiado tiempo. De hacer espacio en la mesa, no solo para la inclusión, sino para la verdadera pertenencia.

Y como latina, me fui sintiéndome honrada de ser parte de esto. Estoy agradecida por las historias que escuché, la historia que aprendí y las manos que tomé en solidaridad.

 Al University Club atop Symphony Towers: Gracias por su inclusividad y por hacernos sentir siempre parte de su increíble club.

A Marla Marshall: gracias. Su amabilidad fue más que una bienvenida; fue una lección. Algo que no olvidaré.

Porque la libertad, en su forma más auténtica, es algo que construimos juntos.