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Filtros invisibles: la clave del liderazgo consciente


Cómo las interpretaciones tempranas moldean el comportamiento en los espacios de trabajo.

Por Adriana Reid

¿Por qué esto importa?

Imagina que cada líder y colaborador en tu empresa lleva puestos unos lentes invisibles que filtran e interpretan todo: lo que se dice en las reuniones, lo que se expresa en los correos, los silencios, los elogios o las críticas. Desde esos lentes interpretan la realidad a su manera, construyendo significado a partir de experiencias pasadas. Esos lentes no se fabricaron ayer; se moldearon en la infancia, cuando aprendimos qué era seguro y cómo comportarnos para pertenecer.

En el entorno corporativo actual, proliferan las iniciativas para impulsar liderazgo, y el bienestar. Sin embargo, muchas fallan en generar cambios duraderos porque ignoran una realidad fundamental: gran parte del comportamiento adulto no es producto de decisiones racionales, sino de filtros emocionales formados décadas atrás. Parafraseando a Carl Jung: hasta que lo inconsciente no se haga consciente, seguirá dirigiendo tu vida y lo llamarás destino. Mientras esos filtros permanezcan ocultos, seguirán moldeando la cultura organizacional desde las sombras.

El Origen de los Filtros

En la infancia, creamos interpretaciones para dar sentido a nuestras experiencias: la ausencia o presencia de afecto, cómo reaccionaban a nuestras emociones, la manera en que se validaba (o no) nuestra identidad. Estos significados se transforman en los filtros a través de los cuales percibimos autoridad, éxito, error y conflicto.

En la edad adulta, esos filtros pueden manifestarse así:

  • Líderes que controlan todo porque aprendieron que equivocarse no es seguro.
  • Colaboradores que evitan conversaciones difíciles por miedo al rechazo.
  • Equipos que no confían porque nadie se siente seguro para mostrarse vulnerable.

Estas no son reacciones al momento presente, sino a una narrativa emocional antigua.

Impacto Organizacional de los Filtros Invisibles

La cultura de una organización no nace solo de estrategias y políticas, sino de las emociones que se viven y se callan. Cuando los filtros no se reconocen, aparecen:

  • Rupturas en la comunicación.
  • Baja responsabilidad emocional.
  • Desconfianza o perfeccionismo crónico.
  • Burnout recurrente, incluso después de pausas o incentivos.

No es que las iniciativas de bienestar o liderazgo estén mal diseñadas; simplemente no llegan al sistema emocional que opera bajo la superficie.

De la Superficie a la Raíz: Reeducar el Impacto

No se trata de convertir a las empresas en consultorios, sino en espacios de conciencia. Lugares seguros en los que hablar de desempeño incluya identificar nuestros filtros a través de la autoobservación, coherencia, presencia y responsabilidad de impacto. Así, en lugar de apagar incendios, se comienza a rediseñar la cultura desde su origen con el capital humano como eje central.

Conclusión: Ejercer el liderazgo desde la conciencia

Invertir en conciencia emocional no es un lujo: es una necesidad estructural. Ejercer el liderazgo desde la comprensión de nuestros filtros invisibles es construir culturas más humanas y sostenibles. Solo cuando cada persona es responsable de su impacto interno, la empresa proyecta un impacto más humano y más consciente. 

“En un mundo lleno de máquinas y tecnología, el SER HUMANO se convertirá en un acto revolucionario: SÉ” ~Adriana Reid.  

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Adriana Reid