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Alerta global: el cáncer de mama podría aumentar 38% para 2050, y América Latina será la más afectada


El cáncer de mama sigue siendo el enemigo silencioso más común y mortal entre las mujeres de todo el mundo. Y aunque la ciencia avanza, las proyecciones no son alentadoras: según la Organización Mundial de la Salud (OMS), los casos de esta enfermedad aumentarán un 38% para el año 2050, y las muertes podrían subir hasta un 68%.

El nuevo informe del Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer (IARC) advierte que cada minuto, cuatro mujeres son diagnosticadas con cáncer de mama, y una pierde la vida a causa de esta enfermedad.

América Latina, la región más vulnerable

Aunque el cáncer de mama es un desafío global, la situación en América Latina y el Caribe preocupa especialmente. Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS), esta región enfrenta el doble del aumento en casos comparado con Estados Unidos o Canadá.
El motivo principal: las profundas desigualdades en el acceso a la salud. En muchos países latinoamericanos, los sistemas sanitarios carecen de recursos, equipos y programas suficientes para garantizar una detección temprana y tratamientos oportunos.

En 2022, se registraron más de 220,000 nuevos casos y casi 60,000 muertes solo en América Latina. La falta de programas de tamizaje (mamografías), los diagnósticos tardíos y los costos elevados siguen siendo barreras difíciles de superar.

Detección temprana: el paso que salva vidas

Mientras que en los países con economías fuertes la mortalidad por cáncer de mama ha caído hasta 40% en las últimas décadas, gracias a campañas de detección temprana y tratamientos estandarizados, en los países con menos recursos la historia es distinta.

La OMS insiste en que la clave no siempre está en grandes programas de cribado, sino en detectar y tratar los casos sintomáticos lo antes posible. En palabras sencillas: cuando una mujer siente algo fuera de lo común, necesita atención médica inmediata y sin obstáculos. Cada día de retraso puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte.

El objetivo de la OMS y la OPS es ambicioso: reducir la mortalidad mundial por cáncer de mama en 2.5% anual, lo que podría evitar más de 2.5 millones de muertes para el año 2040.

Una enfermedad que refleja desigualdad

La relación entre nivel económico y supervivencia es clara. En los países de ingresos altos, más del 80% de las mujeres diagnosticadas sobreviven, mientras que en los países de renta baja, más de la mitad fallecen.
La ONU advierte que esta disparidad aumentará si no se fortalecen los sistemas de salud, especialmente en regiones donde los hospitales carecen de personal especializado y acceso a medicamentos oncológicos.

En México, por ejemplo, las cifras también van en aumento. Solo en 2023, se registraron más de 8,000 muertes por cáncer de mama, un incremento del 57% respecto a 2010. Los estados con las tasas más altas son Sonora, Ciudad de México y Chihuahua, mientras que Campeche reporta los niveles más bajos.

El símbolo detrás del lazo rosa

Cada 19 de octubre, el mundo se tiñe de rosa para recordar la importancia de la detección temprana. Sin embargo, pocos saben que el lazo original no era rosa, sino color melocotón.
Fue creado por Charlotte Haley, una mujer estadounidense de 68 años que en 1991 comenzó a coser lazos para exigir más fondos en la investigación del cáncer de mama. Su mensaje era simple pero poderoso: “Necesitamos más inversión para salvar vidas”.

Años más tarde, la revista Self y la compañía Estée Lauder adaptaron la idea y cambiaron el color al rosa, dando origen al símbolo que hoy representa la esperanza, la prevención y la lucha de millones de mujeres alrededor del mundo.

Un llamado urgente

El cáncer de mama no distingue fronteras, edades ni clases sociales. Pero sí refleja las brechas de desigualdad que aún existen entre países.
La prevención y la educación son herramientas poderosas, pero solo funcionan si van acompañadas de acceso real a servicios de salud.

La OMS lo resume con claridad: “El progreso en el diagnóstico temprano y el acceso al tratamiento es esencial para cerrar la brecha global del cáncer de mama”.

El reto está sobre la mesa. Cada acción cuenta, y cada minuto puede salvar una vida.