Si alguna vez has escuchado hablar de glaucoma y cataratas, pero no tienes muy claro cuál es la diferencia entre ellas, no te preocupes, aquí te lo explicamos. Ambas afectan la visión, pero lo hacen de manera diferente.
Glaucoma: el “ladrón silencioso de la vista”
Imagínate que tienes un drenaje en casa y, de repente, empieza a taparse. El agua se acumula y la presión aumenta. Bueno, algo similar ocurre en el ojo con el glaucoma. Se trata de una enfermedad en la que la presión dentro del ojo sube demasiado y daña el nervio óptico, que es el encargado de enviar las imágenes al cerebro.
Lo más preocupante del glaucoma es que muchas veces no da síntomas hasta que la visión periférica (los lados de tu campo visual) empieza a desaparecer. En casos avanzados, podrías notar que ves como si estuvieras mirando por un tubo, y sin tratamiento, puede llevar a la ceguera.
El glaucoma no tiene cura, pero hay tratamientos como gotas oftálmicas, láser o cirugía para controlar la presión del ojo y evitar que empeore. Por eso, es clave hacerse chequeos regulares con el oftalmólogo, sobre todo si hay antecedentes en la familia.
Cataratas: como un vidrio empañado
Ahora, imagina que tus lentes o el parabrisas del auto están sucios o empañados. Eso es lo que pasa con las cataratas. Esta condición ocurre cuando el cristalino, que es la “lente” natural de nuestro ojo, se vuelve opaco con el tiempo.
Las cataratas suelen aparecer con la edad y hacen que la visión se vuelva borrosa, los colores se vean más apagados y la luz moleste más de lo normal. La buena noticia es que, a diferencia del glaucoma, las cataratas se pueden curar con una cirugía sencilla en la que reemplazan el cristalino dañado con una lente artificial.
Entonces, ¿cuál es la diferencia clave?
- Glaucoma: Es una enfermedad silenciosa que daña el nervio óptico debido a la presión elevada en el ojo y puede llevar a la ceguera si no se trata. No tiene cura, pero sí tratamientos para controlarlo.
- Cataratas: Es una opacidad en el cristalino del ojo que causa visión borrosa y afecta la percepción de los colores y la luz. Se puede curar con una cirugía sencilla.
Cuida tu visión
No importa si eres joven o mayor, cuidar tus ojos es esencial. Hazte chequeos regulares con el oftalmólogo, usa lentes de sol para protegerte de los rayos UV y mantén una alimentación rica en antioxidantes como zanahorias, espinacas y pescados.
Si notas cambios en tu visión, como dificultad para ver de noche, sensibilidad extrema a la luz o una pérdida gradual del campo visual, no lo dejes pasar. La detección temprana puede hacer toda la diferencia.
¡Tu vista es un tesoro, cuídala!
