Por: Michele Dewar, M.D.
Un tratamiento facial vampírico, también conocido como terapia con plasma rico en plaquetas (PRP), es un procedimiento cosmético que implica el uso de la propia sangre del paciente para rejuvenecer la piel. El procedimiento ganó popularidad después de aparecer en televisión y redes sociales, particularmente cuando las celebridades comenzaron a respaldarlo.
Así es como suele funcionar:
Extracción de sangre: el médico comienza extrayendo una pequeña cantidad de sangre del brazo del paciente, similar a un análisis de sangre de rutina.
Centrifugación: la sangre se hace girar en una máquina centrífuga para separar el plasma, las plaquetas y otros componentes sanguíneos de los glóbulos rojos.
Aislamiento de plasma rico en plaquetas (PRP): el plasma, que es rico en plaquetas y factores de crecimiento, se extrae de la sangre centrifugada. Las plaquetas son conocidas por su papel en la reparación y regeneración de tejidos.
Microagujas o inyección: según la técnica específica utilizada, el PRP se aplica tópicamente sobre la piel y luego se absorbe mediante un dispositivo de microagujas, o se inyecta directamente en áreas específicas de la piel.
Absorción y curación: el PRP estimula la producción de colágeno y acelera el proceso de curación natural, lo que mejora la textura, el tono y la firmeza de la piel con el tiempo.
Los tratamientos faciales de vampiro se utilizan a menudo para abordar diversos problemas de la piel, incluidas las líneas finas y arrugas, las cicatrices del acné, el tono desigual de la piel y la falta de brillo. El tratamiento generalmente se considera seguro cuando lo realiza un médico calificado, pero puede causar enrojecimiento, hinchazón o hematomas temporales en los lugares de inyección.
Pros y Contras:
Pros:
Rejuvenecimiento de la piel: el PRP contiene factores de crecimiento que promueven la producción de colágeno y la regeneración de las células de la piel, lo que mejora la textura y el tono de la piel.
Enfoque natural: el PRP se deriva de la propia sangre del paciente, lo que lo convierte en un tratamiento relativamente natural en comparación con los rellenos sintéticos o los procedimientos químicos.
Tiempo de inactividad mínimo: los tratamientos faciales vampíricos suelen implicar un tiempo de inactividad mínimo, lo que permite a los pacientes reanudar sus actividades normales poco después del tratamiento.
Versatilidad: el PRP se puede utilizar para abordar diversos problemas de la piel, incluidas líneas finas, arrugas, cicatrices de acné y pigmentación desigual.
Resultados duraderos: si bien los resultados individuales pueden variar, muchos pacientes experimentan mejoras duraderas en la apariencia de su piel después de una serie de tratamientos.
Contras:
Costo: Los tratamientos faciales de vampiro pueden ser relativamente costosos en comparación con otros tratamientos para el cuidado de la piel, especialmente si se necesitan varias sesiones para lograr los resultados deseados.
Posibles molestias: algunos pacientes pueden experimentar molestias durante el tratamiento, especialmente durante la extracción de sangre y el proceso de microagujas.
Riesgo de efectos secundarios: aunque es poco común, existe el riesgo de que se produzcan efectos secundarios como hematomas, hinchazón, infección o reacciones alérgicas, especialmente si no se siguen técnicas de higiene y esterilización adecuadas.
Resultados variables: si bien muchos pacientes ven mejoras notables en su piel después de los tratamientos faciales de vampiros, los resultados pueden variar dependiendo de factores como el tipo de piel individual, la edad y las condiciones cutáneas subyacentes.
No apto para todos: Los tratamientos faciales de vampiro pueden no ser adecuados para personas con determinadas afecciones médicas, como trastornos sanguíneos o enfermedades autoinmunes, o para quienes toman medicamentos anticoagulantes.
Al igual que con cualquier procedimiento cosmético, es esencial consultar con un proveedor calificado para determinar si un tratamiento facial de vampiro es adecuado para usted, analizar sus expectativas y abordar cualquier riesgo o efecto secundario potencial.
