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Tomando Conciencia de Nuestros Sentimientos


Por: Sylvia Villaseñor-Ortiz, MSW, LCSW, NPT-C. 

Los sentimientos son estados emocionales: reacciones a momentos específicos de nuestra vida. Son fundamentales para nuestro carácter, estado emocional y tendencias conductuales. Como sabrá, el sistema nervioso está conectado directamente con el cerebro, donde se originan las emociones y los sentimientos. Específicamente, el sistema límbico gestiona una amplia gama de respuestas emocionales, procesándolas en milisegundos. Dependiendo de nuestras circunstancias vitales, puede generar innumerables sentimientos lo suficientemente poderosos como para moldear el curso de nuestro día, para bien o para mal. Piense en los sentimientos como herramientas que nos ayudan a navegar por el mundo que nos rodea. Nos protegen alertándonos del peligro y nos mantienen seguros y equilibrados. Expresar nuestros sentimientos, que a veces puede ser un desafío, profundiza las relaciones y promueve el crecimiento emocional. Por esta razón, es esencial aprender a expresar, procesar y regular nuestras emociones de manera saludable. 

Las investigaciones han identificado seis emociones básicas de las que se derivan miles de sentimientos específicos: felicidad, tristeza, ira, miedo, asco y sorpresa. Cada uno tiene un papel importante. El miedo y la ira, por ejemplo, son cruciales para la autopreservación. El miedo suele considerarse la “emoción maestra” porque puede anular instantáneamente cualquier otro sentimiento ante una amenaza percibida. La ira ayuda a establecer límites y a protegernos del daño; a menudo señala una lección o una necesidad insatisfecha. En momentos de ira, puede ser útil preguntarse: ¿Qué intenta enseñarme esta emoción? La tristeza, especialmente cuando se expresa a través de lágrimas, nos permite liberar el dolor, la decepción y el estrés. Las lágrimas no son una debilidad; son una válvula de escape y una señal de que necesitamos atención y apoyo. Creo que las lágrimas son medicinales; después de un buen llanto, muchas personas se sienten más ligeras, más centradas y emocionalmente aliviadas. Incluso emociones difíciles como la culpa, la vergüenza o el vacío tienen valor. 

A menudo indican cuándo nuestras relaciones no son sanas o cuándo estamos sufriendo emocionalmente. Cuando reprimimos o ignoramos estos sentimientos, corremos el riesgo de caer en la depresión. Desarrollar la conciencia emocional requiere tiempo e intencionalidad. Comienza prestando atención a las señales que envía nuestro cuerpo: hombros tensos, corazón acelerado, pecho pesado. Estas sensaciones suelen preceder a nuestro reconocimiento consciente de las emociones. Llevar un diario, practicar la atención plena y simplemente nombrar lo que sentimos puede fortalecer esta conciencia. Cuanto más practiquemos identificar nuestros sentimientos sin juzgarlos, mejor preparados estaremos para responder en lugar de reaccionar. Con el tiempo, este enfoque consciente no solo fomenta la autocompasión, sino que también desarrolla resiliencia, empoderándonos para afrontar los desafíos de la vida con mayor claridad y confianza. Si te sientes perdido, abrumado o inseguro de cómo afrontarlo, no dudes en buscar ayuda. Un profesional de la salud mental puede ayudarte a procesar tus sentimientos y recuperar tu equilibrio emocional.

Así que pregúntate: ¿Qué sentimiento experimenté más hoy? ¿Y qué me enseñó?

 Sylvia Villaseñor-Ortiz es psicoterapeuta, escritora, consultora y oradora con licencia, con consulta privada en la ciudad de Tustin.