Lo que debería haber sido una jornada de celebración en Estados Unidos se transformó en una de las tragedias naturales más devastadoras en la historia reciente de Texas. Las fuertes lluvias e inundaciones repentinas que azotaron el estado durante los días previos y posteriores al 4 de julio dejaron un saldo de más de 100 muertos y decenas de desaparecidos, marcando profundamente a comunidades enteras, especialmente a la del condado de Kerr.