Después de bastante espera, por fin un superhéroe latino tiene su momento de gloria en esta adaptación de los cómics de DC. Blue Beetle es la última entrega del DCEU dirigida por Ángel Manuel Soto y protagonizada por Xolo Mariduena de Cobra Kai. La película llega tras una serie de fracasos de superhéroes en taquilla, lo que lleva a preguntarse: ¿ha terminado realmente la era de los superhéroes? Pues bien, Blue Beetle demuestra que este género todavía puede generar algunas chispas, aunque esté cargado de una fórmula demasiado familiar.
Blue Beetle gira en torno a Jaime Reyes (Mariduena), un universitario sin mucha suerte que adquiere accidentalmente el poder de un escarabajo mágico, lo que le otorga un traje exoesqueleto con habilidades extraordinarias como conjurar explosiones de energía, superfuerza y vuelo. Con su nuevo poder, Jaime debe luchar contra la malvada Victoria Kord (Susan Sarandon), que no sólo está expulsando de sus hogares a los ciudadanos más pobres de su ciudad natal -incluida la familia de Jaime-, sino que también pretende utilizar el escarabajo para impulsar una nueva y peligrosa tecnología.
Blue Beetle es una tierna historia de orígenes en la que priman los personajes sobre el espectáculo. Jaime y su familia viven en Palmera City, una metrópolis con un enorme problema de aburguesamiento que afecta directamente a nuestro héroe. Esto significa que el conflicto principal de la película golpea cerca de casa, literalmente, y la película sabiamente dedica mucho tiempo a poner a la familia en el centro, haciendo que nos preocupemos por su destino. La cercanía que comparte la familia Reyes es entrañable y a menudo te hace sentir. Todos, desde la abuela de Jaime hasta su hermana, tienen su momento para brillar, demostrando que son algo más que meros accesorios de la trama. Las representaciones latinas también son auténticas, e incluyen algunos detalles específicos con los que las familias se sentirán identificadas.
Aunque se centra en la dinámica familiar, la película que la rodea es bastante banal. La película recuerda a las películas de la primera fase del MCU, como Iron Man y Capitán América: El primer vengador, con una dosis de Spider-Man y Venom, cuando las cosas tenían los pies en la tierra y las apuestas eran relativamente pequeñas. Aunque a algunos les guste el factor nostálgico, no convencerá a nuevos adeptos con su conflicto rutinario, secuencias de acción que parecen ya vistas (¿cuántos autobuses más deben sufrir las consecuencias de las travesuras de un superhéroe?) y un villano dolorosamente genérico. A pesar de la actuación de Sarandon, la mayor debilidad de Blue Beetle es un adversario mediocre, una extensión de los continuos problemas del DCEU y el MCU en el departamento de villanos.
Puede que esta película no mueva mucho la aguja en la conversación actual sobre la relevancia de los héroes de cómic, pero gracias a la química eléctrica entre sus personajes centrales, esta consigue volar un poco más alto que las recientes producciones de DC.