Un año bisiesto es un año al que se le agrega un día adicional, lo que hace que tenga 366 días de duración en lugar de los 365 días habituales que se encuentran en un año estándar. Este día adicional se llama “día bisiesto” y se agrega al calendario para mantener nuestro año calendario sincronizado con la órbita de la Tierra alrededor del Sol.
La órbita de la Tierra alrededor del Sol tarda aproximadamente 365,24 días, lo que significa que, si no tuviéramos años bisiestos, nuestro calendario se desincronizaría gradualmente con el año astronómico. Para compensar esta discrepancia, añadimos un día extra, el 29 de febrero, al calendario cada cuatro años. Este ajuste acerca la duración media de un año del año calendario a la duración real del año solar.
Los años bisiestos siguen estas reglas:
Un año es bisiesto si es divisible por 4.
Sin embargo, si un año es divisible por 100 pero no por 400, no es bisiesto.
Por ejemplo:
El año 2000 fue bisiesto porque es divisible por 4 y también por 400.
El año 1900 no fue bisiesto porque es divisible por 4 y 100 pero no por 400.
El año 2024 será bisiesto porque es divisible por 4.
Los años bisiestos ayudan a garantizar que nuestro calendario se mantenga relativamente alineado con la órbita de la Tierra, lo cual es importante para coordinar las estaciones y diversas actividades humanas, como la agricultura y la programación de eventos.
Existen varios mitos y conceptos erróneos sobre los años bisiestos que han persistido a lo largo del tiempo. Éstos son algunos de los más comunes:
El año bisiesto ocurre cada 4 años: si bien en general es cierto que los años bisiestos ocurren aproximadamente cada cuatro años, esto es un poco más complejo. Como se mencionó anteriormente, los años bisiestos ocurren si un año es divisible por 4, excepto los años divisibles por 100 pero no por 400. Entonces, si bien la mayoría de los años bisiestos siguen un patrón de cuatro años, existen excepciones.
El día bisiesto siempre es el 29 de febrero: si bien el 29 de febrero es la fecha más común para el día bisiesto, ha habido excepciones. Algunas culturas y calendarios utilizan fechas diferentes para sus días bisiestos. Por ejemplo, el calendario etíope añade un día bisiesto a lo que es el 29 de febrero en el calendario gregoriano, pero en realidad es el 24 de febrero en el calendario etíope.
El año bisiesto provoca eventos inusuales: algunas personas creen que los años bisiestos están asociados con mala suerte, sucesos extraños o fenómenos inusuales. No existe ninguna base científica para esta creencia y los años bisiestos son simplemente un ajuste calendárico para mantener nuestro calendario sincronizado con la órbita de la Tierra.
Los cumpleaños en el día bisiesto no cuentan: algunas personas que cumplen años el 29 de febrero pueden bromear diciendo que solo cumplen años cada cuatro años. Sin embargo, muchas personas nacidas el 29 de febrero optan por celebrar su cumpleaños el 28 de febrero o el 1 de marzo durante los años no bisiestos. Legalmente, su cumpleaños sigue siendo el 29 de febrero.
Los años bisiestos se inventaron recientemente: los años bisiestos y el concepto de ajustar los calendarios para tener en cuenta el tiempo extra en la órbita de la Tierra son antiguos. El concepto de agregar meses o días bisiestos a los calendarios se remonta a miles de años en varias culturas.
Los años bisiestos causan caos: si bien los años bisiestos pueden parecer confusos debido a las reglas que los rigen, en realidad ayudan a mantener el orden en nuestro sistema de calendario al mantenerlo alineado con el año solar. Sin los años bisiestos, nuestro calendario poco a poco se desincronizaría con las estaciones.
El año bisiesto es un fenómeno global: no todas las culturas y calendarios del mundo utilizan años bisiestos o el calendario gregoriano. Las diferentes culturas tienen sus propios métodos para contabilizar el tiempo adicional del año solar y algunos calendarios no utilizan los años bisiestos en absoluto.
Es importante aclarar estos conceptos erróneos para comprender mejor cómo funcionan los años bisiestos y por qué son una parte esencial de nuestro sistema de calendario. Los años bisiestos son una forma práctica de mantener nuestros calendarios precisos y sincronizados con la órbita de la Tierra.
