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Bloqueo Creativo, no es tan malo como lo pintan

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Libros, artículos, sesiones de terapia dedicadas a descifrar y contrarrestar el “bloqueo creativo” o creative block.

Posts y más posts en Instagram, el hub creativo par excellence, llorando los días perdidos al creative block: medita, haz yoga, sal a dar un paseo, juega con tu mascota…y verás como pronto regresa tu creatividad. Sí, obvio que todo lo anterior es buenísimo para ti y para tu incondicional compañerito de viaje, pero poco tiene que ver con esa pesada y estresante pausa en la que tu práctica creativa ha caído si no te detienes a identificar la causa.

Yo he funcionado en base a mi creatividad desde que tengo memoria, y siempre había fluido, sin interrupción, lista para imaginar algo novedoso, alimentándose de si misma.

Y si había algún glitch, o sea, que mi mente daba un tropezón y no lograba lo que había imaginado, pues no lo etiquetaba como un bloqueo sino como un empujón hacia nuevas estrategias, caminos alternos para llegar al mismo punto, plan B.

En 2017 cuando regresé a mi quehacer creativo de manera diaria o casi diaria y empecé a publicar mi arte en Instagram, fue cuando descubrí dos términos: imposter syndrome -síndrome del impostor y creative block-bloqueo creativo.

Al parecer todo creativo los ha “sufrido” en algún momento de su vida artística. Eso me preocupó, yo no conocía el bloqueo creativo, me hizo dudar de mi vena artística y hasta empecé a sentirme como una impostora. Como que era la fórmula: bloqueo creativo + síndrome del impostor = artista, y entonces si conocí el tan temido creative block.

Veía mi flujo de creatividad plasmada en mis cientos de posts y no entendía porque hoy no podía crear. Veía con nostalgia toda la variedad y los colores que sin mucho batallar habían resultado en cosas lindas que me habían llenado de satisfacción, ¿por qué hoy no podía replicar eso?

Y esa fue la clave: ¡hoy no podía… porque hoy no quería!

Mi creatividad está muy ligada a mi infancia, hasta el día de hoy, a mis 50 años, mi parte creativa viene de un ímpetu infantil, de una curiosidad genuina y de repente hasta ingenua de la vida y las cosas. Y así, mi creatividad es caprichosa y berrinchuda, ya la oigo, “¡Ah! ¿Quieres que hagamos una abstracción del concepto de empatía? Hhmmm, pues fíjate que no traigo ganas” … boom, ¡bloqueo creativo!

Desde que descubrí que el bloqueo era causado por mi terquedad de querer hacer algo sin considerar cuanto en realidad alimentaría mi espíritu, ahí opté por continuar la conversación con mi voz creativa: “está bien, no haremos la abstracción del concepto, entonces dime ¿qué quieres hacer?” …boom,  ¡desbloqueo creativo!

Entonces me puse a reflexionar en los demás quehaceres creativos y sus propios bloqueos:

– Si tienes un blog y la historia no fluye, será que insistes en escribir sobre el tema que inunda las noticias, pero tu voz creativa interior quiere platicar una anécdota de tu juventud que te marcó de manera significativa…

– Si te propusiste intentar una receta nueva por semana, pero resulta que muy dentrito lo único que apeteces es recrear el caldito delicioso que te hacía tu abuela cuando llegabas hambrient@ de la prepa…

– Si decidiste crear nuevos outfits con la ropa que tienes, pero hoy lo que más deseas es ponerte tus jeans gastaditos y tu t-shirt blanca de siempre…

A veces creemos que la creatividad saldrá forzada cuando en realidad, nuestras mejores expresiones creativas resultan de un verdadero estado de paz interior y exterior, pues sólo así la vocecita de tu intuición ganará confianza para hacerse escuchar.

La búsqueda constante de supuestas certezas nos ensordece a la curiosidad y las sorpresas que esta esconde.

Haciendo espacio para la introspección, dejando a mi curiosidad decidir qué quiere explorar hoy, he logrado mantener un flujo de creatividad que me ha permitido crecer y ampliar mis habilidades artísticas.                              

La creatividad tiene muchas vertientes como los hay sabores de helado.

Somos creativos al vestirnos, somos creativos al cocinar, somos creativos al evitar el tráfico, somos creativos al hacer el súper… Y ningún bloqueo nos va a obligar a irnos al trabajo en pijamas, por ejemplo, a sentarnos a oír como hace ruido nuestra tripa por hambre, a aguantar el embotellamiento o a ir al súper y salir con una caja de cereal y un galón de leche y con eso subsistir la quincena.

El flujo de la creatividad es adictivo y reconfortante, es como abrir el grifo y tener la certeza de que va a salir agua, pero ¿y si no? Pues en silencio meditas sobre tus opciones y elaboras el plan B. Ahora sí, no te olvides de hacer yoga, salir a dar un paseo y jugar con tu mascota para terminar un buen día.


Redacción por: Alexandra Uro   

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